Hace muchos años, sabiendo de mi interés en cosas inusuales, en vacaciones un amigo en el extranjero me trajo una baraja de cartas del Tarot como un regalo. En la década de 1980, el Tarot era algo inaudito en la India. Muy pocas personas sabían lo que las cartas, incluso parecía. Tenía una idea vaga y nebulosa de lo que significaba Tarot, pero nada más, y sin embargo me sentía atraído hacia las tarjetas. Supongo que no había nada realmente extraño en ello. Las imágenes, los símbolos y los colores que fascinan a cualquier persona que vio las cartas del Tarot, por primera vez, y yo no fue la excepción. Llegaron en el momento oportuno, cuando yo acababa de terminar mi posgrado y estaba pensando en mi carrera.
Mi deseo de saber más acerca de las tarjetas me impulsó a escribir a mis parientes en otras partes del mundo. Me enviaron un montón de material sobre el Tarot, tales como libros, interpretaciones, ejercicios de meditación, el significado filosófico y esotérico de las resoluciones del Tarot. Lo que comenzó como una curiosidad se convirtió en una pasión que he leído todo lo que pude encontrar sobre el tema.
Lo que me fascinó fue la idea de que las cartas podrían formar un puente entre el consciente y el subconsciente y transmitir mensajes que puedan orientar y ayudar a vivir una vida mejor y más significativa. Estas eran ideas extrañas y yo sabía que no podía aceptar sin cuestionar su veracidad y experimentar su verdad a mí mismo. Yo vengo de una familia en la que tuvimos la libertad intelectual de pensar y creer lo que queríamos, pero hemos tenido que justificar nuestros pensamientos y creencias en el altar de la razón. Mi padre, un hombre de inteligencia y un admirador de J. Krishnamurti, el gran maestro espiritual, amenazada constantemente nuestros pensamientos y nos animó a cuestionar todos los aspectos del mundo que nos rodea. Mi madre es una mujer de fe. Nuestras conversaciones mesa de la cena por lo general se centró en el tema de la bhakti marg contra gyan marg o de la fe contra la razón. Por lo tanto, puso en duda la verdad del Tarot, no una, sino muchas veces, pero yo no estaba totalmente satisfecho con las respuestas. Había algo que no podía poner mi dedo en, y esa fue mi fascinación por el Tarot. Cuanto más probado, las preguntas que más me ha persistido y la fascinación.
Había algo en las cartas que me afectó profundamente. Me sentí conectado a ellas, yo estaba intrigado por descubrir cada vez mas.
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